Ateneo Villa de Archena
El pasado viernes 15 el Ateneo Villa
de Archena organizó un magnifico acto: contamos con la presencia de Humberto
Rios Labrada, premio Goldman para el medio ambiente. Con un salón de actos
repleto, Humberto, impartió una interesante,
didáctica y original conferencia sobre la evolución de la agricultura
cubana. En sus años de estudio, Humberto iba
encaminado a ser un científico de la
Cuba que basaba su economía en la estrecha relación que
mantenía con la Unión
Soviética. En el campo, la mecanización y el monocultivo
heredados de las colonias estaban en su máximo esplendor. La caña de azúcar era
casi una bandera. Pero al caer el muro de Berlín, como fichas de dominó fueron
derrumbándose cientos de paradigmas que la revolución cubana tenía asumidos.
Humberto vio morir el campo porque la gasolina ya no era costeable.
Como
dice parte de la descripción de Humberto Ríos en la página web del Premio Goldman para el medio ambiente: “Al visitar granjas que no habían adoptado el modelo
de monocultivo de la caña de azúcar, Ríos observó cómo los campesinos se valían
de técnicas preindustriales, rotando cultivos y experimentando con la
diversidad de semillas. (...) Observó que el método aplicado se basaba en
prácticas sostenibles y ecológicas. Reconoció (...) posibles soluciones a la
crisis agrícola y alimenticia de Cuba, y asumió el compromiso de extender la
agricultura sostenible (...)”.
Ante una
situación de crisis aguda, Humberto salió de los laboratorios y dejó atrás las
técnicas industriales que requerían costes inalcanzables. Se puso a trabajar
codo con codo con los agricultores y consiguió abrir los bancos de semillas
para que todos tuvieran acceso a la diversidad. “Cuando pones a un
agricultor frente a la diversidad genética, es como si llevaras a un crío a una
juguetería. Le brillan los ojos y empieza a tartamudear. Es tan atractivo
porque esa diversidad puede convertirse en una manera de vivir más decorosa. Y
el secreto está en facilitar el acceso a las semillas, que no se queden en las
instituciones. La gente enloquece. En México algunos agricultores lloraban.
Trajimos unas 150 variedades de maíz y la gente empezaba a recordar que este u
otro maíz lo había sembrado su abuelo y ellos lo habían perdido”.
Una vez
que Humberto y muchos agricultores cubanos descubrieron que lejos de necesitar
agroquímicos y carburantes estaban produciendo más y mejor, desarrollaron los
mercados de semillas donde acudían cientos de agricultores para compartir sus
creaciones y obtener las de sus colegas. A partir de entonces, no hubo marcha
atrás. La experiencia de Humberto Ríos le ha llevado a reconocimientos
extraordinarios y dentro de pocos meses estará trabajando con agricultores bolivianos
para encender la chispa de la diversidad en el país sudamericano.
Por su
impacto en el mundo del desarrollo sostenible, Humberto Ríos ha incorporado a
su trabajo la labor de divulgar la experiencia acumulada. A través de sus charlas, donde da a conocer a su querido Chencho, o de la música, que conquista con su ritmo y el mensaje
ecológico y esperanzador de sus letras, este cubano es una especie de trovador
de vivencias que hacen realistas las alternativas a un modelo agrícola en
declive.
Como
colofón a la conferencia Humberto y sus hijos nos obsequiaron con un
interesante recital de música tradicional cubana con viejas y nuevas canciones.
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